La citricultura está en un punto de inflexión. La sobreoferta global de limón y de sus derivados ha tirado por tierra los precios internacionales y ha puesto en riesgo la competitividad del sector y obliga a la actividad a buscar una reconversión del negocio para subsistir en un mercado cada vez más exigente. “Debemos competir en este contexto frente a países con costos productivos más bajos, condiciones macroeconómicas estables, preferencias arancelarias y menores costos logísticos. Asimismo, enfrentamos condiciones de acceso cada vez más complejas en nuestros mercados de exportación, ya sea por cuestiones fitosanitarias o de defensa comercial, motivadas por fuertes presiones de lobbies proteccionistas”, había expuesto la Asociación Citrícola del NOA (Acnoa) cuando la gestión del presidente Javier Milei quiso incrementar las retenciones al sector.
La entidad que preside Pablo Padilla había expuesto “una crisis que amenaza la subsistencia de nuestro cluster productivo que es modelo de integración y agregado de valor en origen y del cual dependen más de 50.000 puestos de trabajo directos y otros tanto en actividades vinculadas, como así también el 56% de los ingresos por divisas de la Provincia de Tucumán”. A modo ilustrativo, más de 12.000 hectáreas plantadas con limón han sido redestinadas a otros cultivos desde 2019 y empresas líderes del sector están reformulando sus modelos de negocios para limitar su exposición a esta crisis.
Factores externos e internos son la causa de esta crisis sectorial, que ha llevado a declaraciones de emergencia productiva en las provincias del NOA, por parte de los gobiernos nacional y provinciales.
La presente zafra citrícola se desarrolla con ese escenario, pero también con una perspectiva de volcar inversiones para el desarrollo del negocio, con el fin de buscar nuevos usos al limón para colocar los excedentes en el mercado externo. Según los actores de la actividad, para que esto sea posible se requiere que el sector, en su conjunto, “unifique esfuerzos y vuelva a funcionar como cluster y, junto con el Gobierno consiga avanzar en los variados desarrollos nuevos y en generar las condiciones necesarias para que la limonicultura vuelva al camino del crecimiento y sostener un lugar que tanto costo conseguir en el plano internacional”,
En Tucumán, el citrus emplea a unos 38.000 obreros (en el NOA llega a los 50.000 puestos). La superficie plantada de limones descendió de las 45.660 hectáreas en 2022 a las 41.900 hectáreas en 2023, de acuerdo con el relevamiento satelital de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc). A su vez, las exportaciones de limón cayeron a 220.618 toneladas el año pasado. Más profundo es el descenso si se toma como base lo que fue la comercialización externa en 2018, con un pico de 271.5000 toneladas de la fruta. En el mercado interno, en tanto, se movilizaron 200.000 toneladas.
¿Cuáles pueden ser las soluciones para afrontar esta coyuntura? Desde hace unos meses, Acnoa viene realizando ensayos en Francia a nivel de planta piloto de una tecnología que permitirá obtener ácido cítrico de alta pureza y una solución de azucares naturales, a partir de materia prima natural. Según la entidad estos productos son altamente demandados por la industria de alimentos y bebidas a nivel mundial. Cumplida esta etapa, en Tucumán podría instalarse una planta industrial dedicada a la producción de estos nuevos productos que conllevará, entre otros, los siguientes beneficios:
• Sustitución de importaciones: hoy la Argentina es un importador neto de ácido cítrico (entre U$S 40 millones y U$S 50 millones anuales).
• Regulación de excedentes: la producción de nuevos subproductos industriales permitirá reducir stocks de jugo concentrado de limón, que hoy deben ser o bien almacenados en cámaras de frío a un alto costo por un tiempo determinado o bien volcados al mercado internacional a precios reducidos.
• Mejora de los ingresos de la actividad (estimada en unos U$S 70 millones) como consecuencia del incremento de los precios internacionales del jugo concentrado de limón y aceite esencial, al disminuir la sobreoferta que genera nuestro país en el mercado internacional de los mismos;
• Ingreso a un nicho de mercado de especialidades con la producción de solución de azúcares naturales, generando ingresos adicionales para el sector, a través de la comercialización de un subproducto de gran valor económico.
Esto requerirá de una coordinación de acciones entre el sector público y privado.